Venta de teléfono móvil

Una persona compró un teléfono móvil de alta gama usando una aplicación de compraventa de segunda mano, Wallapop, y pagó por transferencia bancaria al vendedor. Lamentablemente, nunca recibió el teléfono ni pudo volver a contactar con esa persona. Tras investigar, se descubrió que el titular de la cuenta bancaria ya tenía antecedentes por estafa. Esta persona titular de la cuenta, para defenderse, alegó que su identidad había sido suplantada al abrirse la cuenta, pero no consiguió demostrarlo con pruebas.

El caso llegó a un juzgado penal, que condenó al acusado por estafa agravada, debido a que ya tenía antecedentes por el mismo delito. Se le impuso una pena de cárcel y la obligación de devolver el dinero al comprador. El condenado no se conformó y recurrió ante la Audiencia Provincial, pero la condena se mantuvo.

El implicado presentó entonces un recurso de casación ante el Tribunal Supremo (TS). Su argumento era que había habido un error en la valoración de las pruebas y que no existían pruebas suficientes para considerarle culpable, además de decir que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia. Sin embargo, el TS recuerda que en estos casos solo se admiten recursos si se alega una infracción de la ley penal (por error en la aplicación de la norma), no por cómo se han valorado las pruebas, que ya quedó cerrado en las instancias anteriores.

El TS revisó el caso, la cuenta a la que fue el dinero estaba a nombre del acusado, y este no aportó pruebas sólidas que acreditaran que había sido víctima de una suplantación de identidad. Se vio claro que existía una intención de engañar, ánimo de lucro y que el comprador fue el perjudicado, reuniéndose así todos los requisitos del delito de estafa.

Finalmente, el TS desestimó el recurso y confirmó la condena impuesta en primera instancia, dejando claro que en estos casos no cabe volver a discutir las pruebas y la presunción de inocencia, tal y como pretendía el condenado.

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